Como en el viejo chiste de Amstrong que, cuando llega por primera vez a la Luna, se encuenta allí un gallego, no hay lugar en el planeta Tierra donde no haya llegado «antes» un jesuíta: antes que Magallanes, antes que Colon o antes que el doctor Livingston Supongo. También a la Antártida.
Sobre la Compañía del Papa Negro, lean El liderazgo al estilo de los jesuítas de Chris Lowney (Ed. Granica, 2004), un libro que no tiene desperdicio, y entenderán mejor cómo un jesuíta de Soria llegó a ser el primer español en la Antártida.
Hace meses atribuímos tal mérito al alpinista y aventurero catalán Oriol Domènech, que viajó en 1952 como médico del destacamento Luna de la Armada Argentina. Titulamos entonces el artículo El primer español en la Antártida, que los lectores encontrarán ahora corregido como El segundo español en la Antártida. Quede aquí constancia de la corrección y de mi agradecimiento al científico, buen amigo y compañero de expedición, Amós de Gil, a quien debo los nuevos datos sobre el padre Lérida, al que titularemos «primer español en la Antártida», siempre provisionalmente, a la espera de que aparezca otro Gabriel de Castilla, otro jesuíta, otro gallego en la Luna.
Felipe Lérida nació en Almarza (Soria) el 5 de febrero de 1882 y profesó en la Compañía de Jesús a los diecinueve años. Ordenado en 1916, marchó dos años después a la Argentina, donde ejerció una intensa labor apostólica como escritor en prensa y conferenciante. En 1946 viajó a la base Orcadas, decana de las bases antárticas, donde ofició la primera misa católica [reseña biográfica publica en ABC el 3 de febrero de 1946].
Tras celebrar el oficio religioso, en la medianoche del 20 de febrero de 1946, el padre Lérida envió desde Orcadas el siguiente telegrama al Papa Pío XII: «Celebrada primera misa, erigida Cruz, establecido culto Virgen María, Continente Antártico, Islas Orcadas, República Argentina. Solicita bendición Padre Lérida, Jesuita, Buenos Aires” [Nuestro mar.org].
La noticia se recoge también el 23 de octubre de 1953 en el diario La Vanguardia, cuya referencia nos aporta Amós: «Al hacerse el relevo de la misión en enero de 1946, un Jesuíta español, P. Lérida, que iba con los expedicionarios, dijo la primera santa misa celebrada en tierras antárticas, dejando luego hincada en la nieve una gran cruz de madera y entronizando en rústico altar la imagen de Nuestra Señora de Luján» [Descargar].
El P. Felipe Lérida en Wikipedia.
Adolfo E. Quevedo: ¿Un Santo en la Antártida?