Día 43, sábado 17 de diciembre de 2016, San Esturnio, Bahía Almirantazgo.

El Sarmiento de Gamboa está hoy “aparcado” (ni anclado ni atracado, girando sobre sí mismo, perezoso) en la bahía Maxwell, esperando el vuelo de los expedicionarios atrapados en Punta Arenas, que hemos de transportar a Isla Decepción para poner en marcha la base Gabriel de Castilla. El tiempo apremia, pero una borrasca de tamaño natural cubre de niebla, lluvia y nieve toda la Isla Rey Jorge, y nos retiene viendo fotos, que es el deporte nacional antártico, expuestos al ventimperio, hermosa expresión en castrapo que escuché hace años a una señora de Arzúa.

Conversando con investigadoras y científicos, impacientes por trabajar ya en las fumarolas y en las pingüineras de Decepción, he descubierto que existe la profesión de Nivólogo: especialista en nieve; y ya me tarda que la Universidad de Santiago de Compostela, «donde la lluvia es arte», me expida el título de Lluviólogo, después de cuarenta años estudiando un Máster en Lluvia en la cátedra de don Carlos Alonso del Real, profesor muy querido, a quien nunca se vio usar paraguas. Este artefacto es del todo inútil en Compostela, donde llueve hacia arriba, de lado, de frente, de perfil, al través, alrededor, por dentro, por fuera, y a veces la lluvia incluso cae vertical.

Sin embargo, nunca había visto nevar en horizontal, que es como nieva en la Antártida: los copos, voluminosos o diminutos, infantiles, juguetones, pasan como una película en blanco y negro ante el portillo del camarote, proyectados a chorro desde proa; y no caen al mar, sino que por el aire se enredan, hacen remolinos, caracolean y se pierden en infinitas acrobacias. Y aquí estamos, inmersos en una nube de nieve circular, pasmados, contemplando el espectáculo desde el puente.

Por algún milagro físico, que consultaré a mi nivólogo de cabecera, esta nieve horizontal ha cuajado sobre la barcaza y los contenedores de popa, pero ha cuajado más en nuestro ánimo: la nieve es motivo de alegría y se nos pone la piel más sensible y navideña. Si el avión se retrasa de nuevo, esta tarde haremos un muñeco de nieve. O un gazpacho.