Día 51, domingo 25 de diciembre de 2016, Navidad, Puerto de Ushuaia.

La imagen es elocuente y no precisa mucha explicación. Unos instantes de recogimiento ante el monolito, formado con huesos de ballena, de la Base Gabriel de Castilla, en Isla Decepción. La persona que medita es la investigadora asturiana Susana Fernández, amante y defensora de los animales. Me pidió la foto emocionada: “Quiero que me saques acordándome de mis dos perrillas”, pero os aseguro que no está posando para la cámara porque simplemente en aquel momento me pareció ausente, transportada a su mundo interior.

“De mis soledades voy, a mis soledades vengo -dijo el clásico-, pues para estar conmigo [en la Antártida], me bastan mis pensamientos”. Pocos lugares tan propicios para invitar cada día al recogimiento y a la meditación: frente al mar, ante la inmensidad de los hielos y glaciares, en las faldas del volcán.

También la Navidad y el Fin de Año, con sus cambios de ciclo, sus encuentros y desencuentros familiares, es tiempo propicio para resetearse emocionalmente y abrir de par en par las puertas de la percepción. Este invierno, aquí abajo verano austral, la vida nos ha regalado las dos circunstancias juntas: la Antártida y la Navidad, resumidas en esta imagen de Susana con sus perrillas.