Día 80, lunes 23 de enero de 2017, Santa Emerenciana. Lat 64º 07´S, Lon, 061º 00´W. A bordo del Hespérides.

No he querido contaros, a cuantos seguís este blog, mi despedida de la Base Gabriel de Castilla por dos razones: la primera, porque quizás nuestros abrazos y lágrimas (de felicidad) solo incumben a quienes, más que fusionarnos emocionalmente, hemos soldado nuestras vidas para siempre a las vivencias compartidas. Es verdad que la experiencia antártica transforma a las personas. La segunda razón es que no me he despedido de la dotación y científicos de GdC, solo les he dicho, “Hasta pronto”, y pronto espero volver. Como dice Roque Dalton, y tomo la cita de tus labios, “Hace frío sin vosotros, pero se vive”.

Voy sumando emociones a un ritmo que me sobrepasa, sin tregua. Ayer se reunieron en la Antártida las cuatro estrellas que forman la constelación de la Cruz del Sur de esta 30ª Campaña: los buques Sarmiento de Gamboa y Hespérides, y las bases Juan Carlos I y Gabriel de Castilla. Una constelación científica en cuya Vía Láctea se van engarzando planetas habitados por biólogos y sismólogos, cometas visitantes chilenos o argentinos que pasan fugazmente, secretos luceros que nos iluminan al alba, sin cuyo parpadeo nos perderíamos en esta larga penumbra que no llega a oscurecer. Pero, sobre todo, se engarzan collares de diamantes: las personas que he ido conociendo en el Sarmiento, en Livingston y en Decepción.

LMMencía1La 30ª Campaña Antártica ha pasado el ecuador, y ayer vivimos un punto de inflexión: los buques Sarmiento de Gamboa y Hespérides coincidieron en la Bahía Foster: acabadas las descargas, en especial las piezas del nuevo almacén, ya en manos del equipo Cobra, visitó la base un grupo de oficiales del Hespérides, con el comandante Aurelio Fernández Dapena, recibidos por el comandante de la Base, Daniel Vélez.

Luego, desembarcaron una docena de investigadoras marcando la impronta del cambio generacional: el relevo de los actuales catedráticos e IP´s (Investigador Principal), será femenino. Y lo será a corto plazo. Para dejar sitio a los recién llegados, emprendieron el regreso tres compañeros: Juan José Calero, Amós de Gil y Mirenchu Soto, que se fueron llorando y sin ganas de volver a Cádiz. A mí me tocó dejar libre el iglú donde ha sido feliz durante dos semanas, el hotel de cinco estrellas más lujoso en el que he dormido, mejor incluso que La Mamounia de Marrakech, donde dormí la siesta en la suite de Churchill.

He dicho “Hasta luego” a Isla Decepción y “Hola” al Hespérides, el buque insignia de la misión antártica española, que en esta campaña se hizo de rogar. Tal es así que apuestas hubo a que el Hespérides seguía en Cartagena, y su espectro se acercaba al Canal Beagle… pero, no, amigos y amigas, después de nueve meses de espera, ya estoy en este buque majestuoso y señorial, donde tendré mi nuevo domicilio hasta finalizar la campaña. Tiempo habrá, pues, de contar en el blog las excelencias del Hespérides y de su tripulación. De momento solo os puedo decir que ha sido llegar y empezar de nuevo a sumar un torrente de emociones a mi mochila de viaje que, cuanto más la cargo de perlas y diamantes, más ligera va.

 

Galería: revolución en la Base Gabriel de Castilla con la llegada de jóvenes investigadoras: el futuro está aquí, y es presente.