Quedan 24 horas para zarpar… me acompañan en este viaje -me acompañáis todxs- dos amigos argentinos: Borges y René Lavand. Dos magos de la palabra.

Esta noche alguien se ha acostado siendo ministro del Gobierno de Su Majestad y se habrá levantado siendo ex-ministro; a su vez, alguien se ha ido a la cama sin serlo y se ha levantado siendo ministro: «Baraja las cartas la mano de dios», dice Lavand. «Para siempre cerraste alguna puerta y hay un espejo que te aguarda en vano -añade Borges-. Del alto de libros que una trunca sombra dilata por la vaga mesa, alguno habrá que no leeremos nunca».

Creemos escribir el guión de nuestras vidas sin saber quién baraja de verdad las cartas del destino. Mi viaje tenía un rumbo: ayer ha cambiado y volverá a cambiar una y mil veces sobre la marcha. No existen los rodeos ni los atajos: el camino mismo es atajo y rodeo, pero nunca sabremos a dónde nos lleva, simplemente vamos. El poema de Borges se titula Límites.

Anoche, revolviendo carpetas de hace treinta años, que imaginé no volver a leer nunca, encontré mi Cuaderno de Bitácora del primer viaje a la Antártida en 1986. No viajará conmigo esta vez, nostalgias las justas. Escribiré para todos ustedes uno nuevo: Horizonte Antártida.

Espero regresar, pero nunca se sabe: «De estas calles que ahondan el poniente, una habrá (no sé cuál) que he recorrido ya por última vez, indiferente y sin adivinarlo».