Día 18, martes 22 de noviembre de 2016, San Filemón, 24º 40 S, 40º 43 W.

El Sarmiento de Gamboa es un felino de movimientos lentos, musculoso y algo cabezón: la estructura troncal es hercúlea. Con 70,5 metros de eslora y 15,5 de manga, lleva tres motores Wärtsilä de 1.440 kW, tres generadores de 1.750 kVa a 690 V y dos motores propulsores eléctricos 1.200 kW, que digo yo que parece bastante. Una descomunal hélice de cinco palas gira sin cesar creando en torno al casco un remolino de espuma y burbujas. Avanzamos.

Con un laboratorio a bordo de casi cien metros cuadrados, además de laboratorios de análisis, químico y de disección, y un parque de pesca, es un buque concebido para el trabajo científico a bordo, con capacidad para 25 investigadores y 18 tripulantes. Cómodo, moderno (construido en 2006, tiene apenas diez años) y funcional, aunque los ingenieros diseñadores olvidaron comunicar la popa con la proa por el habitual paseo exterior.

Es un barco felino, que acecha las borrascas en silencio y las esquiva, y tiene bajo el abdomen dos uñas retráctiles fantásticas: las quillas que se emplean en las campañas para instalar equipos, cableado, robots. Hoy, de sorpresa en sorpresa, me he asomado a la barriga del Gamboa y me ha dejado ver sus quillas retráctiles.

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