DÍA 129, lunes 13 de marzo de 2017, santa Arabia, Puerto de Ushuaia.

Hespérides, castillo de proa: estamos en el sitio. ¡Afirmar y reforzar!”, con esta orden del puente, tras una complicada maniobra de atraque —viento de 30 nudos y ráfagas de 50—, a las 8:00 horas, el buque de investigación oceanográfica Hespérides ha atracado en Ushuaia.

La ciudad del fin del mundo ha recibido intempestiva el regreso de la XXX Expedición Científica Española a la Antártida: mucha lluvia, frío y viento para una despedida, sin embargo, calurosa, abrazosa, entrañable. Se van los soldados del Ejército de Tierra, que durante meses lo han dado todo en la Base Gabriel de Castilla; suyo es el lema de esta campaña: “Si fuera fácil, vendrían otros”.

Se van las investigadoras y científicos de distintos programas: macroalgas, bentos, meteorología, sísmica, tardígrados, glaciología, magnetismo. Los veteranos IPs (investigadores principales) volverán a sus departamentos; los jóvenes mileuristas con contrato precario volverán a ser golondrinas.

Laberinto de mochilas, selfies, direcciones y recados de última hora se entrecruzan en la cámara de oficiales y científicos, nuestro hogar durante la última semana de navegación, desde las Islas Decepción y Livingston, cruzando un Drake apacible, contemplando como un lujo el Cabo de Hornos, disfrutando quizás por última vez de albatros, dameros y delfines en la singladura por el Canal Beagle, donde el Monte Darwin vigila los destinos de la Ciencia.

Laberinto emocional del adiós. Después de 129 días, aquí acaba mi navegación como cronista de esta inmensa campaña antártica. ¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto!

Después de 129 días afortunados, esta noche brindaré por mi padre, Tomás, a quien he dedicado este viaje, que me aguarda con sus 91 espléndidos años para un abrazo emocionado; brindaré por todos los que me habéis acompañado en el proyecto Horizonte Antártida; brindaré por la Antártida infinita, por Humboldt y Darwin, por la Naturaleza y por la Ciencia.

Y brindaré por ti. Desde Ushuaia, donde empecé mi primera expedición a la Antártida en diciembre de 1986; donde el viento del fin del mundo, al oído me susurra sambas, beberé de tus labios la más dulce cerveza de calafate.

[Nota: Aquí concluye este Cuaderno de bitácora. El blog Horizonte Antártida y sus redes sociales continuarán activos mientras los vientos nos sean propicios. Gracias a todos por ayudarme a compartir esta Aventura de la Ciencia. El viaje continúa…].