Día 44, domingo 18 de diciembre de 2016, San Rufo, Bahía Almirantazgo.
Desde que la investigación polar se ha hecho políticamente correcta, y se aplican los protocolos, rige la Ley Seca. Se cuenta que en los buques americanos es implacable; en los españoles somos serios, pero respetuosos con las tradiciones. En el Sarmiento de Gamboa se come y cena a diario con agua embotellada, no de glaciar; y solo los domingos, a las 13 h. (no se imaginan ustedes con qué puntualidad) tomamos en amor y compañía un pincho con un vino o una cervecita.
Ignoro, sin embargo, qué protocolo internacional aplican en la base coreana, donde nos agasajaron con una especie de sake delicioso, que ellos bebían en chupitos como agua, y nosotros aún más para agradecer tanta hospitalidad. Desconozco qué bebimos exactamente y qué graduación tenía: puedo enviar al lector interesado fotos de la etiqueta de una botella que nos regalaron. Tampoco sé qué protocolo aplican los búlgaros de Isla Livingston, que destilan su propio aguardiente, rakia o algo parecido al vodka, con patatas y restos vegetales. En la Antártida el que no corre, vuela; y ni una palabra más sobre el asunto, no vayamos a tener un conflicto diplomático.
Para ser fieles a las tradiciones, el comedor ha amanecido decorado con cintas, bolas de colores y con un belén navideño hecho de tuercas, arandelas, muelles y tornillos, soldados a bordo por un manitas. En cuanto el capitán se descuide, empezamos a cantar villancicos para dar la bienvenida al grupo de seis búlgaros que llevamos hacia su base en Isla Livingston. Salvo que esté prohibido por el protocolo…