Día 82, miércoles 25 de enero de 2017, San Proyecto. Isla Rey Jorge. A bordo del Hespérides.
¿Locos o cuerdos?, lo dejo a su criterio: ocho ciudadanos se enrolan en un velero de diez metros, zarpan un buen día del puerto de Barcelona y aparecen un mes después en Isla Decepción, en aguas de la Antártida. El tunecino Alef Talbi (8000 seguidores en Facebook), Paul, Andresa, Leagh, Lea, Dan… un marinero, un fotógrafo, una artista, un médico; australiana, escocés, brasileira, y un catalán, Teclo, patrón del Geluk. Algunos participan de un proyecto solidario, Ninth Wawe, su lema «He llegado demasiado tarde a un mundo demasiado viejo» [Musset]. Otros están aquí para curar alguna herida personal, un dolor, una ausencia, quién sabe. No hay peor modo de escapar de uno mismo que irse muy lejos.
Un equipo de la XXX Expedición Española a la Antártida estaba revisando un sismógrafo en Caleta Teléfono, en Isla Decepción, cuando entró en la cala un velero diminuto. En cubierta, un tenderete de ropas de colores indicaba que estaban haciendo la colada. Al poco de cruzar saludos y gritos, me encontraba a bordo del Geluk, conversando con aquella extraña tripulación de buscadores de aventura, a cada cual más peculiar. No eran tan jóvenes como para ser unos inconscientes, ni tan ágiles y fornidos como para ser veleristas. Personas normales que habían decidido esta locura. Me invitaron a ron del caribe y brindamos.
Al día siguiente, visitaron la Base Gabriel de Castilla y el comandante Vélez les brindó nuestra hospitalidad: comida caliente, una ducha, un ratito de wifi. Zarparon a su ventura, aunque el parte meteorológico era adverso. Dos días después, supimos que casi naufragan en Livingston. Por suerte para ellos, el Hespérides estaba fondeado frente a la base española, les dio un cabo grueso y los mantuvo amarrados a su vera toda la noche, salvándoles de estrellarse contra las rocas. Aquella noche el viento superó los 40 nudos, con rachas de 60; incluso el ancla del Hespérides llegó a garrear. Y los intrépidos del Geluk, a la deriva en su cascarón de hojaldre. Yo no sé si son locos o no; cuanto más loca la aventura, más cuerdo ha de ser el aventurero. Quizás su buena estrella confirma la tesis de que, en materia de vida o muerte, “baraja las cartas la mano de dios”.
La Noción: El Hespérides auxilia al Geluk
[Galería del Geluk: la panorámica es de Daniel Vélez; las fotos desde el Hespérides, de Carlos].