La osadía del equipo COBRA

Día 91, viernes 3 de febrero de 2017. San Celerino. Punta Arenas.

Las dos bases españolas en la Antártida —Juan Carlos I en Isla Livingston y Gabriel de Castilla en Decepción—, están en obras, remodelación, nueva construcción y mantenimiento, trabajos que en algún caso duran ya años, cuya finalización está prevista en esta campaña. Una campaña con fiebre constructora, además de científica: a Livingston han viajado una veintena de obreros y especialistas de la UTE Antártida (formada por las empresas Global Cleop y Arcadi Pla) para acabar la nueva base, a tiempo de que el próximo verano austral la inaugure el rey Felipe VI. La noticia de la visita regia está sin confirmar, pero sería un gran impulso a la presencia de España en la Antártida. Al tiempo, Su Majestad podría inaugurar también el nuevo Módulo Almacén en la Base Gabriel de Castilla del Ejército de Tierra y comprobar el excelente trabajo que están realizando los miembros de la Comandancia de Obras, para todos en la Base, «el equipo COBRA».

Trabajar en la Antártida, en condiciones adversas, requiere de la mejor formación, planificación y, lo que es muy importante, el mejor ánimo. Los COBRA tienen estas tres cualidades. Forman el equipo el subteniente José Torregrosa Hurtado y los brigadas Ángel Espinosa Fernández, José Antonio Platero López y Francisco Manuel Ruiz Jarana: tres diamantes y uno del Betis, que han venido a Isla Decepción a resolver problemas sin crear ninguno. Lo mismo que Nelson pedía a sus marinos, “vuestro país espera que cada uno cumpla con su deber”, y repetía con ejemplaridad el almirante Fitz Roy a los hombres del Beagle, el barco que trajo a Darwin a Tierra de Fuego.

He visto cómo descargaban desde el Hespérides a una barcaza, con mala mar y peor viento gélido, los paneles del nuevo Módulo Almacén, y en los días anteriores vi crecer bajo la nieve las zapatas de hormigón y acero sobre las que se asentará la atrevida estructura, tan ligera como consistente. La osadía de los COBRA es montar el puzzle en apenas veinte días, dejarlo acabado y en uso en esta campaña, tornillo a tornillo. Serán 126 metros² útiles de nuevo espacio, una nave de 17 metros de largo por 7,4 de ancho y 3,4 de alto. Una estructura de aluminio y paneles tipo sándwich ensamblados, que crece verticalmente, como una maqueta virtual, hasta culminar el ramo. El nuevo espacio permitirá reorganizar a fondo la distribución de la Base y mejorar su capacidad de apoyo a la investigación: es la acertada herencia que deja en Isla Decepción la Campaña 2016/17 del Ejército de Tierra, al mando eficaz y brillante del comandante Daniel Vélez.

La incansable actividad de los COBRA les ha permitido en estas semanas, además, instalar la bomba de agua en Cráter Zapatilla, montar el nuevo Punto Limpio (imprescindible por la rigurosa política medioambiental de la Base), colocar tuberías, acometidas eléctricas en el Módulo de Emergencia, anclaje de antenas de comunicaciones, y hasta revisar el desgaste y óxidos en los viejos pilares del Módulo de Vida, cuyo análisis durante la invernada permitirá prever futuras reparaciones.

Les he visto trabajar con alegría contagiosa que henche el corazón, les he acompañado con los sismólogos y vulcanólogos a instalar arquetas para los sensores sísmicos en Mecón o Bahía Teléfono. Y siempre con una presencia de ánimo admirable. Lo cuento como lo veo y como lo siento, porque más allá de su trabajo ejemplar, los COBRA me han ganado para siempre: tienen un corazón tan grande que no cabe en el nuevo almacén, y su alegría y su afecto son capaces de derretir el hielo de la Antártida.