Día 52, lunes 26 de diciembre de 2016, Santa Abundancia, Puerto de Ushuaia.

Acaban de poner el pie en tierra antártica por primera vez, en la Isla Livingston, y su primer reflejo ha sido desplegar la bandera de Galicia, tan universal que en la foto se cuelan cuatro nacionalidades. O nueve. Ese mismo día, me acompañaron para desplegar la bandera del Bierzo, y días después en la Base Gabriel de Castilla compartimos respetuosamente el izado de la bandera de España. Vendrán otros grupos de expedicionarios y cada cual traerá sus colores y enseñas, su corazoncito.

Puedo poner todos los sellos en mi pasaporte si son banderas incluyentes, fraternales, como esta que lucen con orgullo los expedicionarios del Sarmiento de Gamboa, desde Galicia para el mundo. Las banderas excluyentes no me interesan y mucho menos en la Antártida, el único lugar del planeta sin fronteras ni aduanas.

Sin fronteras la Música, la Ciencia, el Sol y el Viento; médicos y periodistas, niñas futuras científicas, marineros sin fronteras. Lo reafirmo desde el fin del mundo: el mejor modo de ser gallego, berciano, catalán o español es ser ciudadano universal.