Día 25, martes 29 de noviembre de 2016, San Sisinio, 47º 23 S, 64º 51 W.

La travesía que estamos realizando desde que el Sarmiento de Gamboa zarpó de Vigo el pasado 5 de noviembre [hemos recorrido ya 6.311 NM, 11.687 km], es una derrota clásica entre los navegantes que cruzan el Atlántico en dirección Sur desde el siglo XVI. Vigo, o Cádiz, Canarias, Montevideo, Puerto Deseado: podría decirse que hay una autopista del mar, un surco labrado en el agua por miles de barcos desde entonces.  Algunos navegantes se detienen más y visitan el Teide o las Rocas de San Pedro y San Pablo, como Darwin o Humboldt, cuyo móvil era científico. Otros van al grano de la conquista marítima, como Álvaro de Mendaña o Gamboa. Casi todos tocan puerto en Montevideo –Monte vidi, adjudica la leyenda a Magallanes-, donde los marineros desertan, de puro miedo, antes de poner rumbo al Cabo de Hornos. Malaspina hubo de recurrir a la leva forzosa de vagabundos. Tras dejar atrás Río de la Plata, el último asidero continental se llama Puerto Deseado, que pasamos hace dos días, antes del abismo.

La proa del Gamboa enfila ahora el faro de Cabo Vírgenes -también bautizado por Magallanes, que llegó aquí el 21 de octubre de 1520, festividad de las Once Mil Vírgenes-, donde emprenderemos la travesía del Estrecho de Magallanes. Como dice una amiga desde Vigo: ¡Qué emocionante!

En verdad me emociona pensar que en dos singladuras estaré cruzando el paso descubierto por los primeros navegantes que dieron la vuelta al mundo, y que tengo la obligación y el privilegio de contarlo y compartirlo. Me gustaría que estas postales que escribo cada atardecer, notas de bitácora, os saquen unos minutos de la vida cotidiana y os transporten a bordo para compartir las inquietudes de esta XXX Expedición Científica a la Antártida, que navega ya, microscopio en ristre, en busca de las hermosas y fantásticas diatomeas.

[Foto: Ana Ramos, Diatomeas al microscopio, Campaña 8611].