Día 48, jueves 22 de diciembre de 2016, San Queremón, Paso Drake.
Trabajar con una sonrisa, no tiene precio. La imagen capta la mirada risueña del contramaestre acodado en la borda del Sarmiento de Gamboa. Para valorar el peso específico de esta sonrisa es preciso saber que él y toda la dotación del buque llevaban una intensa jornada de descarga, desde las 4 de la mañana, con temperatura ambiente a 0º, fondeados en la Bahía Foster de Isla Decepción, enfundados en el pesado e incómodo traje de seguridad, estanco en caso de hombre al agua. Comodidad cero.
Horas y horas manejando la grúa, palé viene, rafia va: vituallas, congelados, cajas blindadas con los equipos de sísmica y vulcanología. Desde las bodegas y la cubierta hasta la barcaza, y de nuestra jangada a la playa de piroplasto (arena volcánica), donde los soldados de la Base Gabriel de Castilla hacían el proceso inverso para colocar todo en su sitio.
Sin margen de error: en la Antártida un fallo puede ser dramático. Y con una sonrisa: hoy la del contramaestre José Antonio Iglesias Trabazos, gallego de Nigrán, cuyas playas avistaron los marineros de Colón al regreso del primer viaje, antes de recalar en el puerto de Baiona.
En la lotería de la vida, trabajar con una sonrisa es llevar diez décimos del gordo y el reintegro. Para todo lo demás, use su tarjeta de crédito o siga jugando.