Día 29, sábado 3 de diciembre de 2016, Santa Hilaria, Punta Arenas.
Mientras los forofos veían en algún pub de la ciudad el derby Madrid-Barça, que al parecer se ha disputado en alguna latitud lejana, en el buque Sarmiento de Gamboa recibimos a bordo la visita oficial del Vicecónsul Honorario de España en la Región de Magallanes y la Antártida Chilena, Rodrigo Jaime Fernández Dübrock.
«El segundo apellido es alemán», añadió con una sonrisa nuestro representante en la zona, donde residen más de trescientos conciudadanos con pasaporte español, cuyo origen se reparte a medias entre gallegos y asturianos. La comunidad se amplía a más de dos mil españoles, hijos o nietos, con origen directo.
En su visita al Sarmiento de Gamboa, el Vicecónsul fue recibido por el Capitán, Pablo Fernández, con quien aparece en la foto del día, acompañado del Jefe de Máquinas, Benjamín Lecouna, y el Jefe de Expedición, Miguel A. Ojeda, de la UTM del CSIC.
Entretanto, en el hangar y en cubierta finalizaban las maniobras de carga de los últimos pertechos: desde lechugas, y abundantes frutas y verduras frescas para las neveras de la Base Juan Carlos I, hasta la barcaza de siete toneladas de peso, que nos servirá para transportar todas las mercancías a tierra firme, atravesando la banquisa que en estas fechas, con toda seguridad, encontraremos cerrando el paso.
Nos despedimos así de Punta Arenas, la ciudad austral donde cada día se viven las cuatro estaciones, cargados hasta los topes de materiales de construcción, equipos, laboratorios y lo que el lector pueda buenamente imaginarse; pero más cargadas aún las pilas de ánimo y ganas de emplearse a fondo, si somos quién de sobrevivir a la travesía del Paso Drake, que el parte meteorológico pronostica muy complicada.
Nos despedimos de las últimas flores que veremos en muchos días -ya es primavera en el Corte Inglés de Punta Arenas-, de los árboles, de los pubs acogedores, como El Colonial, y de sus jarras de cerveza de calafate dulzona, decorados ya con ambiente navideño; nos despedimos de los coches y semáforos, que tampoco volveremos a ver en tres meses, de los chilenos amables y de las chilenas que saludan solo con un beso. «En España, la costumbre son dos, uno en cada mejilla», protesto. «¡Si te dieron dos, tuviste suerte; prueba la próxima vez que vuelvas a Punta Arenas!», sonríe Ingrid convirtiendo el adiós en un hasta pronto.
Hasta pronto, Tierra de Fuego. Zarparemos esta madrugada, sigilosamente, sin despertar al viento del Suroeste que puede complicarnos la vida. Próxima escala: Isla Livingston.
Que tengais buena mar
Gracias