Día 116, martes 28 de febrero de 2017, san Cereal, Isla Decepción.
Por primera vez en su historia, la Base antártica español Gabriel de Castilla ha superado con matrícula de honor las auditorías ambientales interna y externa. Gabriel de Castilla es la misión antártica del Ejército de España en Isla Decepción, donde acoge cada año —conjuntamente con la Base una Carlos I, en Isla Livingston— a decenas de investigadores de distintas disciplinas: biólogos, físicos, sismólogos, vulcanólogos, estudiosos de los bentos submarinos, de las macro-algas, del permafrost, de los hielos o de las mareas.
En esta XXX Campaña de España en la Antártida, una dotación del Ejército de Tierra hace posible toda la intendencia necesaria para la investigación, desde el trabajo de campo al estudio en los laboratorios. Todo ello requiere traslados en zodiac, submarinismo, pequeños estanques o cisternas para conservación de muestras, o su congelación, salidas a montes, lagos, pingüineras, cráteres… cada proyecto tiene distintos requerimientos; pero todos ellos producen algún tipo de impacto medioambiental, incluida la presencia en Isla Decepción de las decenas de personas que convivimos durante semanas.
Es fácil imaginar la generación de basuras y residuos: sin embargo, una misión medular asumida por la Base Gabriel de Castilla es minimizar el impacto medioambiental, lograr la contaminación cero, para lo que se aplican rigurosos protocolos. En esta campaña se ha construido un Punto Limpio y se ha hecho un esfuerzo inédito para evacuar viejos contenedores oxidados [ver galería].
El resultado es que la Base Gabriel de Castilla ha pasado con plena conformidad la Auditoría Interna realizada hace una semana y la Auditoría Ambiental Externa, certificada esta semana por AENOR sin salvedades. “Es un día histórico para nuestra Base —ha manifestado el teniente Juan Carlos Sánchez de Lucas, veterinario que tiene encomendada directamente la vigilancia medioambiental—; un éxito de la Campaña 2016/17, dirigida por el comandante Daniel Vélez, que desde el primer momento apostó por el máximo rigor medioambiental; y también gracias al esfuerzo colectivo, que evidencia una sensibilidad cada día mayor. La certificación medioambiental de la Base Gabriel de Castilla es ejemplar y marca el camino futuro”.